Texto: Laura María Galindo
Ilustración: Uma/ViL
Macas—. Con el canto de los grillos, con el agua fresca del río, con la inocencia de los niños y la sabiduría de mi pueblo.
A las seis de la tarde, el sol aún obliga a entrecerrar los ojos, los pájaros cantan obstinados y no quieren dormirse. La luna es apenas una aparición borrosa y la brisa sigue tibia. En Yachaikurí los días son largos.
Así se llama el colegio de los ingas en la inspección indígena de Yurayaco. Queda en el municipio San José del Fragua, una hora al sur de Florencia, Caquetá. “Yachaikuri significa aprender juntos”