La minga

Luis Carlos Ayala IG: @luiscarlosa85

La minga

La minga sur occidente 2020 salió desde la vereda El Pital, municipio de Caldono, en el norte del Cauca, hasta llegar a la ciudad de Bogotá. Fueron 571 kilómetros de recorrido. Trece mil personas movilizadas. Ochenta chivas o buses escalera empleados. Ocho marchas llevadas a cabo en diferentes ciudades.

La minga fue convocada por el Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC) y varias organizaciones sociales como la Asociación de Consejos Comunitarios del Norte del Cauca, el Comité de Integración del Macizo Colombiano (CIMA) y la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca, bajo la consigna de la paz y la vida, que pare el genocidio.

La concentración de las personas comenzó el 9 de octubre, con la solicitud al presidente Iván Duque Márquez de que les aceptara una reunión allá en El Pital para dos días después, 11 de octubre. Al ver que Duque no les puso cuidado, la minga inició su movilización hacia la ciudad de Cali en donde esperaba que el presidente sí la recibiera.

En Cali, Duque se evadió y volvió a plantar a los indígenas. La minga, entonces, decidió viajar hasta Bogotá. El trayecto fue entre intensas oleadas de calor con temperaturas de hasta 42 grados, más otros días de frío, neblina y lluvia. Las chivas iban llenas por dentro y en el capacete ondeaban las banderas, se movían los bastones, había música, cantos, risas y comentarios en lengua materna. Todos siempre atentos a que nada extraño sucediera. En cada uno de los puntos de parada —Cali, Armenia, Ibagué, Fusagasugá y Bogotá— las delegaciones se organizaban siguiendo las instrucciones de la Guardia Indígena, mientras que grupos de avanzada se encargaban de cuadrar los espacios destinados para dormir que eran ofrecidos por los gobiernos locales. Carpas y cocinas, primero. Luego había que bañarse como se pudiera. Este paso fue la mayor complicación porque las filas para las duchas empezaban a las tres de la madrugada y todos debían estar listos a las seis de la mañana para continuar el camino.

El agotamiento nunca fue impedimento para que en cada ciudad la minga llevara a cabo un acto político en plaza pública, en el que daba a conocer las peticiones que le querían entregar al Gobierno Nacional.

Ya en Bogotá, la minga volvió a ser ninguneada por el presidente Duque. Para el registro quedó la silla vacía.

El agotamiento nunca fue impedimento para que en cada ciudad la minga llevara a cabo un acto político en plaza pública, en el que daba a conocer las peticiones que le querían entregar al Gobierno Nacional.”.

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