Texto: Rigoberto Gil
Ilustración: Angélic-
Cuando el grupo guerrillero M-19 decidió asaltar el Palacio de Justicia, yo tenía 19 años y mi preocupación mayor, en ese noviembre de 1985, era graduarme como bachiller pedagógico y pronunciar el clásico y lacrimógeno discurso de despedida en la ceremonia de grado. Mi discurso no fue escogido, pero un mes después yo sí fui elegido para prestar el servicio militar obligatorio.