El exilio por tres canciones Una entrevista a Jandir Rodríguez

Texto: Daniela Mejía Castaño
Ilustración: Laura Villa

El exilio por tres canciones

Una entrevista a Jandir Rodríguez

Después de las protestas sociales que se iniciaron en Nicaragua el 18 de abril de 2018, y según datos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en el país han sido asesinadas 325 personas, más de 700  han sido sometidas a procesos penales y 70.000 nicaragüenses han pedido asilo en países como Costa Rica, México y Estados Unidos. La historia de Jandir es un caso que puede representar el destino de quienes se han opuesto al régimen autoritario del presidente Ortega.

La primera cosa que Jandir se ganó en la vida fue gracias al canto. Él tenía 4 años y cantaba afinadito mientras su abuela lo bañaba. Una vez quiso una lonchera para llevarla al preescolar y ella le dijo “te la doy si me cantás un canción”. Jandir, entonces, entonó una ranchera llamada “Y me bebí tu recuerdo”. Al día siguiente tenía fiambrera nueva y dice que eso nunca se le olvida, que desde ahí la música marcó su vida.

   No era algo ajeno a su familia; los tíos de su padre eran músicos y hacían parte de una banda filarmónica en la que, años después del episodio de la lonchera, Jandir llegó a tocar el redoblante. Luego estudió trompeta y piano, pero las practicas con esos instrumentos siempre terminaron en desencanto. Lo último que llegó a su vida fue la guitarra y con ella “sí vinieron las canciones y las composiciones”.

   Jandir alimentaba su pasión por la música sentado durante horas frente a la tele o al computador viendo las entrevistas de los que él admiraba: Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Fernando Delgadillo, los exponentes de la nueva trova cubana. “Buscaba en ellos un algo, un camino para saber cómo debía hacerlo yo”, dice. Otras veces era la realidad de su país la que le daba lecciones: cuando él tenía 10 años el gobierno le negó el tradicional 6 por ciento del presupuesto público nacional a la universidades y los estudiantes protestaron en las calles mientras ponían la canción “Los estudiantes”, de Violeta Parra. “Yo veía aquella inspiración que esa música les transmitía y me decía que quería escribir canciones así” .

   Y las canciones así, con valor y fuerza, las escribió pronto. La primera la compuso tras el incendio en la Reserva Biológica Indio Maíz, ocurrido el 3 de abril del 2018 y que pese a las alertas tempranas no fue atendido por el gobierno nicaragüense sino hasta tres días después. El descuido dejó en cenizas más de cinco mil hectáreas de bosque tropical húmedo. Ambientalistas y vecinos de la reserva denunciaron que el fuego había sido provocado por agricultores que buscaban “limpiar” las tierras para el ganado y, aunque Daniel Ortega prohibió las quemas días después del incendio, la respuesta fue demasiado tarde. Jandir, entonces, cantó:

Déjame ser el árbol que permita ver la aurora
Me internaré a salvar Indio Maíz del fuego y del hacha destructora
Déjame ser el joven que se quiere comprometer con un país carente de amor y empatía
Con mi gente que lucha por el pan día con día…

Quince días después del incendio, el gobierno nicaragüense publicó la reforma al Instituto de Seguridad Social como respuesta a las advertencias del Fondo Monetario Internacional sobre el déficit económico de la entidad desde 2017. Una de las recomendaciones del FMI era aumentar la edad de jubilación, pero Ortega, en vez de hacer esto, redujo el monto de las pensiones a los jubilados y aumentó la cuota que empleadores y trabajadores deben aportar a la Seguridad Social. El pueblo, que solo veía una entidad estatal desangrada por la corrupción, encontró una vez más en las calles su lugar de resistencia. Tan solo en ese abril y según un reporte oficial de la ONU, hasta el día 27 habrían muerto al menos 30 personas, la mayoría estudiantes universitarios y periodistas, además de dos policías. También se suprimió la transmisión en vivo de las manifestaciones en los canales públicos de televisión por supuestos problemas técnicos que nunca fueron esclarecidos. Jandir volvió a cantar:

Hola qué tal
Soy la Nicaragua

La valiente mujer pencona que a sus hijos llora hoy

Voy a contar como esos mismos hijos sin dudarlo han defendido a su patria con amor

Y han pagado con su sangre su coraje y su valor…

La canción se convirtió en un himno que entonó casi toda Nicaragua, representaba lo que el pueblo había vivido en apenas un mes de marchas e hizo de Jandir una persona incómoda para el gobierno de Ortega, que al ver amenazado su poder contestó represivamente. Según lo denunció la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, las protestas fueron “repelidas con ataques violentos por grupos organizados progubernamentales conocidos como ‘fuerzas de choque’ o ‘turbas’”. El gobierno también hizo uso, según el mismo informe, de francotiradores para disuadir a los protestantes. La muerte de un adolescente de 15 años de edad, con una bala en su cuello que no fue atendido en el hospital público, enfureció aún más a todos. Dicen que la tercera es la vencida y Jandir, por su parte, cantó una vez más:

Y envuelto en gallardía le dolía respirar

Un libertador nacía quién lo iba a imaginar

Ni las balas lo han callado hoy es héroe en la nación

Con tan solo quince años inició una revolución… 

 

   Luego de esta tercera canción, Jandir se convirtió en un símbolo nacional de la lucha contra el gobierno de Ortega y recibió el reconocimiento de los artistas de su género. Los gobiernistas, entre tanto, lo amenazaron de muerte y él optó por exiliarse en Guatemala. Un día vio que alguien lo había etiquetado en un trino. Era un video: “Hola Jandir, aquí te habla tu hermanito mayor, Carlos Mejía Godoy. Estoy aquí con Ceshia Ubau, estamos aquí en La Sabana, en San José de Costa Rica, y todavía tengo unas lagrimitas en mis ojos porque acabo de escuchar esa canción hermosísima, que no conocía y que me avergüenza no haberla podido conocer antes, ‘Exiliado’. Una hermosísima canción, Jandir. Te admiro… Te deseo todo ese poder de convocatoria que tiene tu voz”. Y el video se corta.

   Godoy es uno de los trovadores más grandes de Nicaragua y Ubau, quien graba el video, es una de las poetizas y cantantes nueva sangre más potentes del país. Para Jandir este mensaje fue un alivio y un motivo para el orgullo propio: los que antes él veía en la tele, ahora le hablaban de tú y le hacían saber que había un camino, aunque doliera.

   Meses después de haberse exiliado vi llegar a Jandir con su guitarra, su sombrero y su maleta al aeropuerto de Ámsterdam. Me saludó como a una amiga, a pesar de que yo era una completa desconocida. Jandir estaba en Holanda como parte de una gira llamada ‘Nicaragua en la maleta’, patrocinada por nicaragüenses residentes en Europa que querían tenerlo cerca, escucharlo en vivo y, a través de él, sensibilizar a la comunidad europea sobre la crisis ‘nica’.

Pero antes de ser el músico al que Godoy llama “hermano” usted era un estudiante más de medicina y se pagaba sus estudios cantando en las misas.

   Empecé a ganar dinero en las misas cuando tenía 22 años. Me fui de mi casa, decidí independizarme, pero para poder hacerlo tenía que tener un ingreso, entonces pedí trabajo en una iglesia. Fíjate que yo estaba dispuesto a dejar los estudios, pero cuando llego a la iglesia el padre me dice que no, que yo iba a trabajar ahí pero también iba a estudiar. Viví tres años en la casa cural y creo que si no hubiera pasado todo lo que pasó yo seguiría ahí.

La música, entonces, era más un pasatiempo que le generaba algo de dinero.
   

Pero siempre soñé con estudiarla, lo que pasa es que en Nicaragua no hay una universidad que ofrezca la música como una carrera universitaria. No hay apoyo gubernamental y en la cultura no existe todavía el darse cuenta de que la música o cualquier arte en general se puede estudiar como una carrera. No tengo la oportunidad de estudiar música así que dije “voy a estudiar medicina”.

Ahí hay un quiebre en su vida: usted siendo estudiante escribió “Déjame ser” como respuesta a los incendios en Indio Maíz, y la canción fue escuchada; luego, compuso “Héroes de abril”, y la canción se viralizó. Esa canción es la estocada final de su exilio…

   Mirá, la gente ha dicho que “Héroes de abril” nació en el momento justo y fue porque yo recogí todo el sentimiento y lo que había sucedido en un mes de protestas y que se sigue repitiendo. La subí desde mi teléfono, le hice un video con imágenes de las protestas y se viralizó en cuestión de horas. Un primo, que me dio clases de piano, la escuchó. “Esa canción va a ser un éxito, la tenés que grabar”, me dijo. Él conocía al que hoy es mi productor, Hugo Castilla, y le explicó la canción y Castilla no nos cobró la grabación. Dijo que esa era su parte para ayudar en la lucha. Después grabamos “El libertador”. Con Carlos Mejía Godoy íbamos a grabar “Alfonsina de abril” pero a la semana de haber dicho “sí, la grabamos” él tuvo que irse al exilio por las amenazas. Esa canción ni siquiera la pude grabar yo, los secuestros se intensificaron, yo no salía de mi casa. No podía trasladarme desde San Rafael del Norte a Managua, la capital, que son doscientos kilómetros porque en cualquier estación me podían hacer algo.

¿Quiénes son los héroes de abril? ¿Quién es el libertador? ¿Quién es Alfonsina?

   El libertador es Álvaro Conrado, de15 años. Él andaba dejándole botellitas de agua a los manifestantes de la Universidad Nacional de Ingeniería, que queda muy cerca al estadio nacional. Entre la universidad y el estadio hay un predio, ahí se situaban los manifestantes y en el estadio estaban los francotiradores. A Conrado un francotirador le perforó la garganta con un disparo. Los estudiantes, entre ellos de medicina, lo atendieron, le ayudaron a que no se muriera desangrado. Lo llevaron al hospital todavía consciente y con muchas oportunidades de salvarse pero le negaron la atención porque el gobierno había dado la orden de no ayudar a los manifestantes. Lo sacaron de ese hospital, lo llevaron a uno privado y llegó desangrado. Lo mataron dos veces: la bala que le dio en el cuello y la gente que no lo quiso atender. Los héroes de abril son todos los que dejaron su vida por defender a la patria durante ese mes de protestas. “Alfonsina de abril” es una canción-homenaje a las madres de ese abril, eran 87 las que hasta ese momento habían perdido a sus hijos y hoy son más de 500.

Después de esas canciones viene su exilio, ¿cómo ocurrió todo eso?

   Estaba amenazado, me decían que si no me callaba me iban a callar, me llamaban a mi teléfono, me mandaban mensajes por las redes, por la página, y entonces dejé de publicar canciones. En noviembre recibí una llamada invitándome a un campamento internacional de cantautores organizado por la Embajada Americana en Guatemala, las Naciones Unidas y una organización guatemalteca que se llama Fundadela. Todos ellos, en conexión con la embajada americana en Nicaragua, metieron una carta en Migración para que nos dejaran salir y no tuviéramos ningún problema. Y estando afuera de mi país me dije: “Voy a aprovechar porque ya después no podré”. Decidí quedarme en Guatemala el 3 de diciembre de 2018.

¿Hay investigaciones por esas amenazas?

   Ellos tienen total impunidad por todo, por las muertes, por los desaparecidos y los encarcelados. Mi registro estudiantil también lo borraron, es como si yo no hubiera pisado la universidad.

¿Qué otros artistas se encuentran en su misma situación?

   Artistas gráficos, pintores, poetas. La masa intelectual de Nicaragua está en el exilio. Sergio Ramírez, que hace nada se ganó el premio Cervantes de literatura, Gioconda Belli, escritora de renombre. Ernesto Cardenal relegado a su mínima expresión. Pedro Molina, caricaturista, acaba de ganar un premio internacional de periodismo. Los periodistas independientes, en el exilio. Músicos como Luis Enrique, la Katia Cardenal, la Nina. Está Moisés Gadea, Ceshia, por supuesto, Pastor González y su hija Ale, que también es artista. Son muchas las mujeres que han estado en los últimos años produciendo canciones de autor de una calidad muy buena y que han tenido que salir al exilio.

No es la primera vez que usted menciona a las mujeres como parte fundamental de esta lucha.

   Es que las asociaciones de feministas han sido de las más influyentes en la lucha. Cuando el gobierno logró dispersar todas las manifestaciones en el país las únicas que protestaban eran ellas. Hubo una mujer que apresaron, la llevaron al chipote y le preguntaron que de qué organización era, si era de la CIA, si era del MRS, que es un partido político, que de qué organización era y quién estaba financiando el golpe de Estado. Ella dijo que era de la asociación de las mujeres del pico rojo, sacó su labial, se lo pintó, se lo pasó a todas las mujeres y las demás se pintaron con el labial. Al siguiente día eso se viralizó en toda Nicaragua, hasta los hombres postearon fotos con el pico rojo. Son cosas increíbles.

Los estudiantes también han jugado un papel muy importante, la universidad ha sido trinchera.

   Los estudiantes y las universidades no son lo mismo. La mayoría de universidades  involucradas en esto eran públicas y no apoyaban a sus estudiantes, eran manipuladas por el gobierno. Y la respuesta del estudiantado fue tomarse esas universidades como señal de resistencia. La respuesta del gobierno, obviamente, fue matar, sacarnos con balas y que cayeran los que cayeran. En la Universidad Nacional Autónoma de Managua fueron tres días de ataques seguidos, desde el 1 al 3 de julio de 2018, y hubo dos muertos.

En definitiva, quienes parecen ser los líderes del cambio son los jóvenes, los nietos del sandinismo, como los llamó el fotoperiodista Javier Bauluz. ¿Se considera usted uno de ellos?

          Yo me considero nieto de los errores del sandinismo. Gran parte de lo que está pasando hoy es culpa de esas personas que traicionaron la revolución. Mirá, luego de que la revolución sandinista hubiera ganado en el 79, en el 82 los somocistas se armaron, patrocinados por Estados Unidos, y crearon la guerrilla que se llamó la Contra. Daniel Ortega respondió: “¡Vamos a la guerra!”. Ese fue el gran error de la revolución. Cuando muere gente en la calle, el único responsable es el Gobierno. Los errores de esa revolución los hemos pagado todos, pero los jóvenes nos hartamos de eso y dijimos no, esta no es la Nicaragua que nosotros queremos, no vamos a ser sumisos como lo estuvieron nuestros padres y abuelos.

Y hubo un momento de esperanza, de creer que la revolución cívica ganaría y usted cantó: “Hoy la victoria se gesta por debajo de la tierra/ la sangre ha sido el abono/ nuestro ideal no es de guerra…”

“Canción de liberación”. La escribí porque sentíamos que la dictadura caía, millones de personas en la calle, ellos contra las cuerdas. Nos sentimos apoyados en la OEA y que Nicaragua estaba sonando a nivel mundial, y que Ortega había cedido al diálogo y, sin embargo, después nos dimos cuenta de que no era así. ¿Qué hizo que Ortega se sostuviera ahí? Las armas, ese es su único sostén y su única base: las armas, la violencia.

Y el concepto de Dios, el lema oficial del país es Nicaragua cristiana, socialista y solidaria. El tema religioso es fundamental.

No es más que un lema de adoctrinamiento, de márquetin, de lo que vos querés venderle a la gente. El modelo cristiano aprovechándose de que el 98 por ciento de la gente es cristiana. Y si te fijás, lo ponen de primero. La iglesia católica desde que se iniciaron las protestas estuvo del lado del pueblo. Los sacerdotes se iban a la calle a ponérsele en frente a los policías para que no mataran a la gente y algunos fueron golpeados. Como la iglesia católica le dio la espalda a Ortega, ahora él está con los evangélicos. A raíz de esto hay gente que no va a la iglesia, dicen que la iglesia católica no los representa porque calló por mucho tiempo lo que ocurría en Nicaragua, incluso aceptó invitaciones a eventos del gobierno. Los evangélicos, por su parte, han guardado mucho silencio.

¿Por qué cree que Nicaragua no ha tenido el mismo eco que sí tiene Venezuela en Latinoamérica?

No tenemos petróleo. Somos el segundo país más pobre de Latinoamérica. La diferencia siempre la hace el dinero. La única razón es esa: somos pobres, los pobres no interesan. Apoyamos a Venezuela, es algo muy similar a lo nuestro y nos conviene que Maduro caiga, es uno de los gobiernos que le da oxígeno a Ortega. Pero fíjate que cuando hacen las cumbres de la OEA el único que vota a favor del pueblo es Costa Rica, los demás se abstienen o votan negativo, eso te habla de la gran indiferencia y de la gran apatía latinoamericana.

En sus trinos se ve que es creyente, ¿cómo maneja el saber que ese mismo Dios que usted adora ha servido como excusa para armar una dictadura y asesinar a quien se oponga a ella?

            Soy creyente pero no soy ciego; creo en Dios y soy católico, pero sé que hay cosas que se hacen mal. Si en Nicaragua queremos un país con libertad de expresión y con pluralidad de pensamiento, debemos aprender a respetar las posturas ajenas. El estado laico es el futuro.

Usted también trinó “Los nicaragüenses vayamos donde vayamos no nos perdemos, ya sabemos cuál es la ruta”, ¿cuál es la ruta? 

Qué se vaya ese hijueputa.

Add a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *