África es escenario de uno de los peores conflictos armados de la historia moderna que pocas veces ocupa los titulares de la prensa, tampoco está como prioridad en la agenda de las grandes potencias globales, ni en los debates de organismos multilaterales como las Naciones Unidas.
Se trata de la cruenta guerra civil en Sudán, donde facciones leales al gobierno y un grupo paramilitar se disputan el poder, en un país rico en recursos petroleros y minas de oro.
La guerra comenzó a mediados de 2023, cuando las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF, por sus siglas en inglés) se sublevaron contra el gobierno y arremetieron en diferentes lugares del país, dando lugar a cruentos enfrentamientos que han dejado miles de muertos y cerca de once millones desplazados, actualmente la peor crisis humanitaria del planeta.
Ambos bandos son acusados de cometer atrocidades y graves crímenes de guerra.

Las Fuerzas de Apoyo Rápido son un grupo paramilitar creado por el antiguo dictador sudanés Omar al-Bashir, que fue derrocado en un golpe de Estado en 2019. Este grupo paramilitar fue aliado del gobierno interino hasta 2023, cuando su jefe, el general Mohamed Hamdan Daglo, rompió con su antiguo aliado: Abdel Fatah al-Burhan, comandante del Ejército sudanés y jefe provisional del gobierno tras el derrocamiento de Omar al-Bashir.

Detrás de la aparente confrontación entre viejos señores de la guerra, hay un conflicto con tintes étnicos en contra de tribus autóctonas y comunidades masalit en la zona de Darfur, teatro de los violentos combates de los últimos días, que es instigado por potencias regionales y mundiales interesadas en los recursos naturales de Sudán.
Una de ellas son los Emiratos Árabes Unidos (EAU), un pequeño pero poderoso país del Golfo Pérsico, famoso por sus enormes riquezas petroleras y por haberse convertido en el nuevo paraíso de narcotraficantes, especuladores e inversionistas relacionados con mafias ilegales de todo el planeta.
En marzo de 2025 el gobierno sudanés denunció a los Emiratos Árabes Unidos ante el Tribunal Internacional de Justicia, bajo acusaciones de ser los principales financiadores e instigadores del genocidio en su país.
Y en agosto de este año un avión cargado de mercenarios colombianos fue derribado en el país. El vuelo provenía, precisamente, de los Emiratos Árabes Unidos. En las redes sociales abundan videos de exmilitares y mercenarios colombianos que combaten ilegalemente en Sudán al lado de los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido, según lo reveló Noticias Caracol.
El portal La Silla Vacía descubrió que un multimillonario de los Emiratos Árabes, Mohamed Hamdan Alzaabi, sería el financiador y propietario de la empresa encargada de los mercenarios colombianos en Sudán.
Como lo explica la reportera Mnar Adley del canal independiente MintPress, detrás se teje una trama de intereses geopolíticos que buscan mantener a Sudán como un Estado fallido desde hace tres décadas.