Las cifras no engañan y son muy preocupantes. En las últimas dos décadas
hectáreas de bosques en todo el territorio nacional, un área tan grande que supera el tamaño de países europeos como Bélgica, Dinamarca o Luxemburgo. Los datos provienen de las mediciones satelitales que realizó entre 2000 y 2022 el Instituto de Hidrología, Metereología y Estudios Ambientales – IDEAM.
En dicho período todos los departamentos del país, con excepción de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, registraron cifras alarmantes de deforestación, incluso los más pequeños: Quindío, Risaralda, Atlántico y Caldas tuvieron áreas deforestadas que oscilaron entre las 7.000 y 31.000 Hectáreas.
Sin embargo, el gran foco de la deforestación en el país se concentra en el arco amazónico, Caquetá, Meta, Guaviare y Putumayo; con
hectáreas de bosque perdidas, estos cuatro departamentos del suroriente suman en conjunto más del 41% del total deforestado en el país.
Por ejemplo, en Caquetá las áreas de bosque perdidas casi se triplicaron un año después de la firma del Acuerdo, pasando de 27.881 hectáreas deforestadas en 2016 hasta 63.039 hectáreas afectadas en 2017, el pico más alto de las dos décadas que comprenden las mediciones.
187.275 ha
2000 – 2005
159.062 ha
2005 – 2010
148.818 ha
2010 – 2015
204.514 ha
2015 – 2020
59.434 ha
2020 – 2022
Guaviare tuvo un comportamiento similar, pasando de 11.397 hectáreas deforestadas en 2016 a unas 37.973 un año mas tarde, en 2017.
77.885 ha
2000 – 2005
67.777 ha
2005 – 2010
70.550 ha
2010 – 2015
133.098 ha
2015 – 2020
42.325 ha
2020 – 2022
Meta, Caquetá, Putumayo y Guaviare son lo que los expertos llaman “núcleos de deforestación”.
En varias intervenciones la ministra de ambiente Susana Muhamad ha insistido en que estas son “zonas que están en proceso de deforestación pero que todavía tienen un bosque de respaldo”, por ello la estrategia del Gobierno, con resultados positivos pero aún parciales y muy inciertos, ha sido “convertir estas zonas de deforestación en núcleos de economía forestal” apelando a pactos con campesinos y comunidades locales para proteger los bosques. Esta estrategia consiguió reducciones de la deforestación en 2023, un hecho inédito en las últimas dos décadas.
63.426 ha
2000 – 2005
47.654 ha
2005 – 2010
52.479 ha
2010 – 2015
61.604 ha
2015 – 2020
23.880 ha
2020 – 2022
Como ha informado ampliamente nuestro medio aliado Mongabay, este fenómeno está vinculado al acaparamiento y la especulación sobre las nuevas tierras que se incorporan a la frontera agrícola. Detrás de estas actividades, se encuentran terratenientes, empresarios e incluso grandes compañías que se benefician del desmonte de la selva.
Por ejemplo, en mayo de 2021 la ONG inglesa Agencia de Investigación Ambiental denunció que la cadena de supermercados Éxito -propiedad del grupo francés Casino- comercializó carne cuyo origen provenía de zonas deforestadas ilegalmente en el Parque Natural Serranía de Chiribiquete en el Guaviare.
Otras regiones del país también requieren atención urgente. El litoral Pacífico y el Urabá chocoano y antioqueño, ubicados al noroccidente de Colombia, han aparecido constantemente en las alertas tempranas de monitoreo satelital de puntos de calor del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales – IDEAM en la última década. Estas zonas han demostrado ser focos recurrentes de incendios forestales, provocados para abrir terrenos destinados a la ganadería y la agricultura. Antioquia, con 390.675 hectáreas de bosque perdidas en las últimas dos décadas, es el cuarto departamento con mayor deforestación, seguido de Chocó, que ha perdido 253.101 hectáreas de bosque en las últimas dos décadas. Este último ha sido epicentro de la minería ilegal a gran escala y la expansión ganadera y agroindustrial, especialmente en la subregión del Bajo Atrato, en los límites con Panamá y el Urabá antioqueño. En otros departamentos como Nariño (196.471 hectáreas deforestadas), Norte de Santander (190.997) y Bolívar (162.057), la deforestación está asociada con el auge de la economía cocalera y la expansión de cultivos de uso ilícito durante el mismo periodo.
El Gobierno atribuye este logro a “avances en términos de proceso de paz y acuerdos de conservación” que son resultado de pactos con las disidencias de las FARC que operan en la región. No obstante, esta leve mejoría está a punto de malograrse porque la crisis en los diálogos con estos grupos ilegales ha incrementado nuevamente la actividad deforestadora en el arco amazónico con un aumento del 41 % en el primer trimestre del 2024, según reconoció la ministra del medio ambiente, Susana Muhamad.
En lo que va corrido del año el Sistema de Información Ambiental Territorial para Amazonia colombiana SIAT-AC ha reportado 43.173 puntos de calor en la Amazonía colombiana al momento de publicar este especial, el 25 de septiembre de 2024. Estos puntos generalmente corresponden a quemas o incendios forestales con frecuencia asociados a la deforestación. La cifra ya superó las mediciones del año pasado en el que se registraron 37.839 puntos de calor. Más de la mitad de estas alertas ocurrieron durante la temporada seca en los primeros tres meses del 2024, aunque los incendios se han reactivado entre agosto y septiembre como consecuencia del fenómeno de la niña.
¿Cómo impedir que Colombia siga perdiendo sus bosques a este ritmo? Rodrigo Botero, activista y experto en el tema, asegura en uno de sus análisis que el asunto debe tratarse como una política de Estado atendiendo a problemas estructurales como la injerencia de grupos armados ilegales en dichos territorios, el rol de grandes empresarios y criminales que estimulan o se lucran directamente con la deforestación y la especulación con las tierras en zonas habitadas por comunidades marginales, que encuentran en el desmonte su única forma de supervivencia. Resolver esa ecuación es el reto del futuro.
151.398 ha
2000 – 2005
118.950 ha
2005 – 2010
66.543 ha
2010 – 2015
138.025 ha
2015 – 2020
91.444 ha
2020 – 2022
Hasta ahora la deforestación aparece como contingencia que llena los titulares cada que se abre una nueva carretera en las regiones amazónicas, o cuando despierta el alarmismo por los incendios forestales cuya polución alcanza a llegar a la capital del país. El diagnóstico de Botero es claro: “recuperar los bosques” implica recuperar “la gobernabilidad de largo plazo para el país”.
Los datos usados para las piezas de DatArt fueron procesados por Mongabay Latam. Puedes ver el especial
“Los bosques que perdimos” dando click aquí.
759.102
Hectáreas
2000 – 2022
187.275 ha
2000 – 2005
159.062 ha
2005 – 2010
148.818 ha
2010 – 2015
204.514 ha
2015 – 2020
59.434 ha
2020 – 2022
GUAVIARE
391.634
Hectáreas
2000 – 2022
77.885 ha
2000 – 2005
67.777 ha
2005 – 2010
70.550 ha
2010 – 2015
133.098 ha
2015 – 2020
42.325 ha
2020 – 2022
PUTUMAYO
249.042
Hectáreas
2000 – 2022
63.426 ha
2000 – 2005
47.654 ha
2005 – 2010
52.479 ha
2010 – 2015
61.604 ha
2015 – 2020
23.880 ha
2020 – 2022
META
566.360
Hectáreas
2000 – 2022
151.398 ha
2000 – 2005
118.950 ha
2005 – 2010
66.543 ha
2010 – 2015
138.025 ha
2015 – 2020
91.444 ha
2020 – 2022
Visualización de la Deforestación en el arco Amazónico Colombiano con datos recolectados entre el año 2000-2022
Cada punto en esta visualización representa una hectárea de selva deforestada. Los colores de los puntos indican distintos periodos de tiempo, divididos en intervalos de 5 años.
Haz clic en la visualización para ampliarla e interactuar con los datos. Explora y descubre el impacto de la deforestación en la región.